Cuenta Lucia una de las niñas, que ellos eran pastores de ovejas, las llevaban a comer y se iban a rezar el rosario. Cuanto estaban orando, vieron una hermosa luz blanca, era un joven muy apuesto; ellos al principio se llenaron de miedo, pero este le dijo:- “no temáis, soy el ángel de la paz”. Ellos se quedaron extasiados con su presencia, -era tan hermoso- cuenta Lucia.
El ángel inclino la cabeza en el suelo y ellos lo imitaron también, y el ángel les enseño una oración bellísima y les dijo que la dijeran tres veces, porque los corazones de Jesús y María estaban escuchando sus suplicas por los pecadores. La oración es así: “Dios Mío, yo creo, yo espero, yo adoro y os amo. Y os pido perdón por aquellos que no creen, no esperan, no adoran y no os aman.” Amén. Que oración mas hermosa pudo dar el ángel a los pastorcitos, ojala nosotros la hagamos cada noche como un acto de reparación por los pecados del mundo, ya que Dios sufre mucho cada vez que pecamos porque rompemos nuestra relación de Padre a Hijos.